El presidente de Estados Unidos, Joe Biden bromeaba hace mes y medio sobre los pronósticos de que la primera economía del mundo iba a entrar en recesión. “Llevo oyendo todos los meses que va a haber recesión el mes que viene. No creo que la haya”, dijo en junio. Los economistas de la Reserva Federal le dan ahora la razón. Los técnicos del banco central llevan meses augurando una crisis. Ahora, ya no esperan que haya recesión, al menos este año, según revelan las actas de la última reunión de su comité de política monetaria, celebrada el pasado 26 de julio.
“Las previsiones económicas elaboradas por los expertos para la reunión de julio del FOMC eran más sólidas que las de junio”, señala el documento. Desde la aparición de tensiones en el sector bancario a mediados de marzo, los indicadores de gasto y de actividad real han sido mejores de lo previsto, por lo que “los expertos ya no consideraban que la economía entraría en una recesión suave hacia finales de año”, añade.
En las actas de las reuniones de marzo, mayo y junio se recogía como escenario central una caída de la actividad tanto en el cuarto trimestre de este año como en el primero del próximo. Ya en junio, los expertos empezaban a rectificar y consideraban que la posibilidad de que la economía siguiera creciendo lentamente y evitara una recesión era casi tan probable como la hipótesis de referencia de una recesión moderada.
Ahora la recesión sale de la ecuación. Sin embargo, los expertos de la Reserva Federal sí que siguen previendo que el crecimiento del producto interior bruto (PIB) en 2024 y 2025 se sitúe por debajo de su estimación del crecimiento potencial de la producción, lo que provocaría un ligero aumento de la tasa de desempleo con respecto a su nivel actual.
Las actas, por otro lado, dejan en el aire la posibilidad de que haya más subidas de tipos. Como ya hizo su presidente, Jerome Powell, en la rueda de prensa del día de la reunión, las actas señalan el riesgo de repuntes en la inflación, pero se remiten a los datos que vayan conociéndose para calibrar si es necesaria una vuelta de tuerca más para controlar la inflación.
Sin embargo, el tono de las actas apunta a que algunos miembros del comité creen que es momento de esperar. De hecho, “un par de participantes se mostraron partidarios de mantener sin cambios” los tipos ya en esa reunión. En ella, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal, encargado de establecer la política monetaria, reanudó las subidas de tipos de interés, con un incremento de 25 puntos básicos (0,25 puntos porcentuales), hasta la horquilla del 5,25%-5,5%, el nivel más alto desde 2001.
Varios participantes señalaron que los riesgos empezaban a ser tanto de pasarse como de quedarse cortos, y que “era importante que las decisiones del Comité equilibraran el riesgo de un endurecimiento excesivo inadvertido de la política con el coste de un endurecimiento insuficiente”. Al haber voces que señalan el riesgo de que las subidas de tipos puedan ser excesivas el mercado parece interpretar que puede haber casi seguro, y como mínimo, una nueva pausa en septiembre. Muchos apuestan porque no haya más subidas en lo que queda de año e incluso creen que los tipos han tocado techo en el nivel actual.
La subida de junio llegó tras la pausa de junio, la primera en más de un año. El banco central de Estados Unidos ha subido los tipos 5,25 puntos en año y medio en su lucha contra la inflación.
En el comunicado emitido el 26 de julio tras dicha reunión de política monetaria, la Reserva Federal señalaba: “El Comité seguirá evaluando la información adicional y sus implicaciones para la política monetaria. A la hora de determinar el grado de endurecimiento adicional de la política monetaria que puede ser apropiado para devolver la inflación al 2% con el tiempo, el Comité tendrá en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos con los que la política monetaria afecta a la actividad económica y a la inflación, y la evolución económica y financiera”.
Los datos que se han publicado desde entonces muestran un boyante mercado laboral, con una tasa de paro del 3,5%, muy cerca del mínimo en 50 años, aunque se haya frenado algo la creación de empleo. La inflación, mientras, ha repuntado ligeramente hasta el 3,2% tras un año de caída. La inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y de los alimentos para consumir en el hogar, está en el 4,7%, lo que muestra el riesgo de que la inflación general repunte más.
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