Si los playoffs no existiesen, los Celtics de Boston estarían saboreando ya el título de la NBA. La liga de baloncesto profesional estadounidense entra en la recta final de la temporada regular bajo el dominio absoluto del equipo que dirige Joe Mazzulla. Los bostonianos están a una victoria de asegurarse el primer puesto de la Conferencia Este a falta aún de 11 partidos de los 82 de la liga. En cambio, los otros dos equipos más laureados de la NBA, los Lakers de Los Ángeles y los Golden State Warriors de San Francisco, no han hecho los deberes y corren serio riesgo de quedarse al margen de las eliminatorias.
Con 57 victorias y 14 derrotas, los Celtics ya han ganado tantos partidos como la temporada anterior a falta aún de esas 11 jornadas. El equipo ha hecho valer su condición de favorito con el equipo más equilibrado y conjuntado del campeonato. A sus estrellas Jayson Tatum y Jaylen Brown se han unido los fichajes del polivalente pívot letón Kristaps Porziņģis y del baluarte defensivo Jrue Holiday, con el eficaz Derrick White en el quinteto de gala y el rocoso Al Horford al quite como sexto hombre para suplir a Porziņģis, propenso a las lesiones. Con el equipo en estado de gracia, otros actores secundarios como Payton Pritchard, Sam Hauser y Luke Cornet también han cumplido cuando han disfrutado de minutos.
Los Celtics han ganado la mayor parte de los partidos sin despeinarse. A principios de mes machacaron a los Warriors en el TD Garden de Boston con un 140-88 que al término de la primera mitad era un aún más humillante 82-38. Llevan nueve victorias consecutivas. Eso sí, su última derrota fue contra los vigentes campeones, los Denver Nuggets de Nikola Jokić, contra los que han perdido los tres partidos que han disputado en 2024. Eso supone un serio aviso de que el camino por conquistar un anillo que no logran desde 2008 no va a ser fácil. Porque los playoffs existen.
Cerrar la temporada como el equipo con más victorias garantiza a los Celtics la ventaja de campo en todas las eliminatorias, incluida la hipotética final, y unos cruces teóricamente más cómodos al principio. Eso puede resultar algo engañoso. Podrían acabar enfrentándose en la primera eliminatoria con los Philadelphia 76ers, que se han descolgado con la lesión de su estrella, Joel Embiid, pero que se espera que esté listo a la hora de la verdad, o con Miami Heat, su verdugo del año pasado, que se crece en las eliminatorias de la mano de su líder, Jimmy Playoff Butler.
Detrás de los Celtics, los Milwaukee Bucks (46 victorias y 25 derrotas) y los Cleveland Cavaliers (43-28) se disputan de momento la segunda plaza de la Conferencia Este, pero los New York Knicks (42-28) y los Orlando Magic (42-29) vienen pisando fuerte. Los Indiana Pacers (40-32) tratan de amarrar la última plaza de acceso directo a las eliminatorias, mientras que las plazas de la repesca, el playin, las ocupan ahora Miami, Filadelfia y, más descolgados, los Chicago Bulls y los Atlanta Hawks. En esa repesca, el séptimo juega contra el octavo a partido único y el que gana pasa a las eliminatorias. El que pierde, juega contra el ganador del partido entre el noveno y el décimo por la última plaza.
En esa zona peligrosa es donde se encuentran, en la Conferencia Oeste, tanto los Lakers de LeBron James (novenos, con 39 victorias y 32 derrotas) como los Warriors de Stephen Curry (décimos, con 36-34). Sus actuales posiciones implicarían un duelo fratricida por la supervivencia a un solo partido y el tiempo de pisar el acelerador para evitarlo se les está agotando.
Por delante van los Phoenix Suns (sextos, con 42 victorias y 29 derrotas), los Sacramento Kings y los Dallas Mavericks, ambos con un balance de 41-29. Los Mavericks de Luka Dončić, en particular, tienen un calendario más favorable. Los Pelicans de Nueva Orleans están en plena forma y han ganado 8 de sus últimos 10 partidos, elevando su saldo a 44-27 en la quinta plaza. Tanto ellos como Los Angeles Clippers (44-26), cuartos, ya parecen fuera del alcance tanto de los Lakers como de los Warriors.
La carrera del mejor jugador
La emoción en el Oeste, siempre menos previsible, no está solo en la parte baja, sino que la batalla está muy abierta también en la cabeza. Los Nuggets han recuperado este fin de semana la primera posición (50 victorias y 21 derrotas) y tienen un calendario favorable hasta final de temporada, así que son los favoritos. Nikola Jokić lidera al equipo en puntos (26,1), rebotes (12,3) y asistencias (9) por partido y es un candidato muy claro a llevarse por tercera vez el título de mejor jugador de la temporada. Ningún otro jugador es tan completo. Sus rivales para el título de mejor jugador son, por este orden, Gilgeous-Alexander, Giannis Antetokounmpo y Luka Dončić, que también están haciendo una temporada redonda. El esloveno pulverizó sus récords personales y de equipo en un partido para la historia en que anotó 73 puntos contra los Atlanta Hawks, una puntuación solo superada por Wilt Chamberlain y Kobe Bryant.
La revelación del año son, sin duda, los Oklahoma City Thunder, décimos la pasada temporada y segundos en la actual, con 49 victorias y 21 derrotas. El canadiense Shai Gilgeous-Alexander está promediando 30,8 puntos y 6,4 asistencias por partido. Y el pívot Chet Holngren ha estado tratando de tú a tú como posible novato del año durante buena parte de la temporada al francés Victor Wembanyama con 17,1 puntos y 8 rebotes por partido. Disputan de tú a tú la cabeza de la clasificación a los Nuggets.
El tercero en discordia del Oeste es otra sorpresa: los Minnesota Timberwolves, con un balance de 49-22. En una liga en que predominan los ataques y se han batido marcas de anotación, los de Minnesota crecen a partir de su defensa, la mejor de toda la temporada. Con los pívots Karl-Anthony Towns, Rudy Gobert y Naz Reid (suplente, pero que juega 23,6 minutos por partido) es muy fuerte en la zona. A eso se ha unido una mejora de las prestaciones anotadoras de Anthony Edwards, que promedia 26,5 puntos por partido. Son un hueso duro de roer, pero no parecen en condiciones de pelear por el anillo.
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