José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes, ha enviado una carta a la FIFA y a la UEFA en la que responde a la misiva que ambas instituciones le remitieron el viernes, desvelada por el diario As, en la que solicitaban información sobre el comité de normalización anunciado por el organismo gubernamental para tutelar la Real Federación Española de Fútbol. FIFA y UEFA advirtieron de que el citado comité podía incurrir en injerencias. En su escrito Rodríguez Uribes hace valer la soberanía del estado español para aplicar la ley y es muy crítico con el recién proclamado presidente de la RFEF y con la falta de autocrítica federativa.
Este es el contenido de la carta enviado por Rodríguez Uribes:
He recibido su carta acerca de lo que denominan “Situación de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF)” y en la que me solicitan más información sobre la “Comisión de Normalización, Supervisión y Representación” (en adelante, la Comisión) que crearemos muy pronto desde el Consejo Superior de Deportes (en adelante, CSD).
Deben saber que la vigente Ley del Deporte en España, (Ley 39/2022, de 30 de diciembre) indica en su artículo 1.2 que “corresponde a la Administración General del Estado la representación del deporte español y la supervisión pública del sector en aquellos aspectos que se consideran de interés general del Estado”.
En este sentido, y sin lugar a dudas, los desafíos en el ámbito del fútbol que mi país tiene por delante son grandes asuntos de interés general. Estoy pensando singularmente en el diseño de la candidatura del Mundial 2030 junto a Portugal y Marruecos (que exige, entre otras cosas, garantías del Estado o informes fehacientes de derechos humanos), o la participación de las selecciones nacionales en la Eurocopa y en los JJOO.
En esta carta me expresan su preocupación por si, desde esta Comisión que crearemos próximamente y para un tiempo limitado, pudieran llevarse a cabo “injerencias indebidas” que afectaran a la “independencia” de la RFEF y a sus normas estatutarias. Antes de referirme al tema que les preocupa, permítanme que les traslade algunas consideraciones sobre el contexto en el que nos encontramos y sobre los problemas de fondo que afectan a la RFEF, tan importantes, al menos, como su “independencia”.
En el momento en que escribo estas líneas, el actual presidente de la RFEF, Sr. Rocha, se encuentra “investigado” por el poder judicial en un procedimiento penal. Los posibles delitos investigados en esa causa son corrupción en los negocios, administración desleal, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal.
El Sr. Rocha está afectado asimismo por otro proceso, éste de naturaleza disciplinaria, por seis posibles infracciones calificadas como “muy graves” por el Tribunal Administrativo del Deporte que podrían llevarle en las próximas semanas a su inhabilitación.
Como comprenderán, desde el CSD, al que la Ley le encarga un deber directo de vigilancia y protección de los intereses públicos en materia deportiva y otro de salvaguarda de la imagen y de la reputación de España en este ámbito (en el marco de otros más genéricos de tutela, representación o supervisión), no podemos permitir esta situación de grave deterioro de una RFEF que lleva inmersa demasiado tiempo en sospechas de corrupción y sometida a causas penales y disciplinarias que preocupan a los aficionados al fútbol y al conjunto de la opinión pública y de los medios de comunicación. Lo irresponsable sería quedarse de “brazos cruzados”, no hacer nada, mientras sigue creciendo el daño a la reputación, al buen nombre o a la imagen del fútbol español y, a fortiori, de España (toda vez que desde la RFEF portan nuestros símbolos, la bandera y el himno nacional).
Por la atención con la que están siguiendo el caso los medios de comunicación españoles sabrán que, el día después de la proclamación del Sr. Rocha como presidente, los titulares subrayaban su condición de investigado en un proceso penal y de expedientado en otro administrativo.
¿Qué opinión le merecen a UEFA y FIFA estos gravísimos hechos? ¿Piensan que, además de evitar injerencias indebidas en la RFEF, deberíamos todos preocuparnos y ocuparnos también por evitar que el daño en la imagen de aquélla y en la reputación de nuestro fútbol siga aumentando y termine siendo irreparable?
Esta es una cuestión que despierta una profunda preocupación en el Gobierno de España, más si cabe ante los importantes desafíos que tiene por delante nuestro fútbol. El más inmediato pasa por la disputa en nuestro país de la final de la UEFA Champions League femenina que, como saben, contará con la participación de un equipo español. El 25 de mayo de 2024, el FC Barcelona competirá en el estadio de San Mamés por un nuevo título europeo. No podemos aceptar que la situación procesal en la que se encuentra el presidente de la RFEF pudiera menoscabar de nuevo el reconocimiento que merecen las protagonistas de esa final.
Ojalá la solución hubiera venido desde la propia RFEF, en un alto ejercicio de su independencia y autonomía, pero los hechos de los últimos tiempos refuerzan la idea de una ausencia absoluta de autocrítica, de asunción de responsabilidades y de regeneración ética.
En todo caso, España es un Estado de Derecho, en el que todos estamos sometidos al imperio de la Ley, también este CSD que tengo el honor y la responsabilidad de presidir. Yo, además, soy “un hombre de Derecho” y tengo interiorizado desde muy joven que así debe ser en un sistema plenamente democrático como el nuestro.
Por lo tanto, pueden estar tranquilos: todo lo que se haga a través de esta Comisión estará dentro de la ley, eso sí, de toda la ley.
Por eso, en cuanto elaboremos la norma para la creación de esta Comisión tendrán toda la información que nos piden y que verbalmente ha sido ya adelantada en buena medida en mis numerosas conversaciones con la FIFA a partir de la candidatura de España, junto a Portugal y Marruecos, para el Mundial de 2030.
También les pediremos la colaboración con esta Comisión, incluso su participación directa si así lo desean. Esta Comisión, en la que estarán personas independientes de reconocido prestigio, tiene una única vocación: garantizar que a partir de ahora las cosas se hagan bien, tanto desde el punto de vista ético como jurídico, protegiendo el interés de España durante estos meses tanto en la Eurocopa, los JJOO y en el diseño del Mundial 2030 y asegurando la celebración de unas elecciones democráticas en la RFEF para el periodo 2024-2028.
A ese respecto, quisiera aprovechar estas líneas para informarles de que presidentes de varias federaciones territoriales me transmitieron por carta hace unos días que “el clima interno de desconfianza es cada vez más asfixiante” en la RFEF, reclamando la participación del CSD para ayudar a reconducir la situación y para garantizar la neutralidad y la plena democracia en el próximo proceso electoral (periodo 2024-2028).
Decía Albert Camus hace muchas décadas que “todo lo que sabía sobre las obligaciones morales de los hombres lo aprendió en el fútbol”. Estimados señores: recuperemos entre todos aquel noble espíritu.
Atentamente, reciban un cordial saludo.
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